Conceptos básicos sobre aludes.

Los aludes y su riesgo son un fenómeno relacionado directamente con la nieve y la montaña. Aunque no tengáis la costumbre de salir del dominio esquiable de las estaciones, es muy posible que el riesgo de aludes os afecte en algún momento debido a que algunas estaciones se ven obligadas a cerrar parte de sus instalaciones debido a este problema.
Os presentamos algunos conceptos básicos sobre el riesgo de aludes que creemos que pueden ser útiles.

El concepto de «riesgo»
Que exista «riesgo de aludes» en una zona quiere decir que, por diferentes causas, existe la probabilidad de que se produzca un alud.
Este aumento del riesgo no siempre se produce después de una gran nevada. Unos días de viento fuerte o a una subida de temperaturas también pueden ser la causa. Por lo general, estas circunstancias suelen ser habituales a finales del otoño y a principios de primavera.
Niveles de riesgo
Existe una Escala Europea del Riesgo de Aludes ampliamente aceptada y que sirve para identificar fácilmente el nivel de riesgo en el que nos encontramos.
La escala esta compuesta de 5 niveles, que van de menor(1) a mayor(5) riesgo:

  1. Débil: Probabilidad reducida de producirse aludes. Pueden producirse en zonas muy concretas a causa de sobrecargas muy fuertes (caída de rocas grandes o similar).
  2. Limitado: Probabilidad limitada. Se da en ciertas áreas y/o por sobrecargas fuertes.
  3. Notable: Probabilidad considerable. Pueden desencadenarse aludes por sobrecargas débiles e incluso de manera espontánea.
  4. Fuerte: Alta probabilidad y riesgo en la mayoría de las pendientes.
  5. Muy fuerte: Inestabilidad generalizada.

Identificar el nivel de riesgo
Es importante saber identificar el riesgo por uno mismo. No deberíamos dejar esa responsabilidad en manos de otros. Es posible que los responsables de una instalación, el guarda de montaña o el servicio de meteorología, no tengan toda la información necesaria para determinar el nivel de riesgo en una zona concreta.
Por ejemplo, aunque el riesgo de aludes sea reducido en general y no se hayan producido nevadas ni cambios bruscos de temperatura en los últimos días, es posible que se haya producido una purga de nieve en una pala en concreto, que puede ser debida a una caída de piedras, la rotura de una cornisa o la caída de unos árboles. Toda esa nieve acumulada puede hacer que el riesgo de aludes en esa loma en concreto sea mucho más elevado.
Zonas de riesgo
Existen zonas donde, independientemente de las nevadas, siempre hay un elevado riesgo de aludes debido a sus características (altitud, orientación, etc). Normalmente son zonas con una pendiente moderada (más de 30º), soleadas (orientadas al este o sur) o incluso donde las formas del terreno aumentan el riesgo (zonas convexas o de tracción, agujas, techos o salientes de piedra).
Existen mapas que muestran las zonas de riesgo más evidentes. Estos mapas también suelen mostrar las áreas donde se tiene constancia de que se han producido aludes en repetidas ocasiones, y por lo tanto es probable que se vuelven a producir.
En la imagen inferior podéis ver un ejemplo de un mapa de riesgo de aludes de la zona de Baqueira.

Muchos de estos mapas son de libre acceso y pueden consultarse a través de internet. En los enlaces siguientes se pueden visualizar o descargar algunos mapas y boletines de aludes del pirineo.
Mapa aludes IGC
Boletín IGC
Boletín Meteo France
Guía avalanchas Meteo France
Grado de la pendiente
El grado de inclinación de la ladera también influye en el riesgo de avalanchas. Las laderas más pronunciadas, aunque pueda parecer extraño, tienen un riesgo moderado porque son tan verticales que con frecuencia el propio peso de la nieve produce «purgas» (pequeños aludes) y evita las acumulaciones.
En cambio, las laderas con inclinación media son las que tienen un riesgo más elevado. Precisamente son estas laderas las más comunes en la practica de deportes de nieve.
La escala de riesgo en función de la pendiente seria, aproximadamente, esta:

  • Entre 15º y 30º, riesgo moderado
  • De 30º a 45º, riesgo elevado
  • De 45º a 60º, riesgo moderado

Causas del incremento del riesgo de aludes
Básicamente las causas del incremento del riesgo de aludes son 2:

  • Aumento de temperatura: Normalmente el aumento de temperatura cohesiona el manto de nieve recien caída y la vuelve más estable. Por el contrario, un elevado aumento de la temperatura (por encima de los 10ºC) reduce la estabilidad y cohesión del manto y suele incrementar el riesgo de aludes.
    Simplificando, el manto se vuelve más inestable al calentarse mucho. Esto suele producirse en las horas centrales del día. En otras latitudes las temperaturas elevadas se producen sobretodo en primavera. En el Pirineo, debido al clima suave que tenemos, estos cambios también pueden producirse incluso en pleno invierno.
  • Fuertes nevadas o precipitaciones: Podría considerarse una nevada «fuerte» a partir de los 30 ctms de nieve caída en pocas horas. Aunque la lluvia también podría afectar al manto, sobretodo con grandes espesores de nieve.

También existen otras consideraciones a tener en cuenta. Como por ejemplo el viento, que puede formar placas acumulando nieve en ciertas zonas.
El aumento de la temperatura
Como apuntábamos antes, el aumento moderado de las temperaturas , que suele suceder después de las nevadas, tiende a estabilizar el manto. Este fenómeno se produce porque con el aumento de la temperatura, la forma y estructura interna de los cristales de nieve cambia, comienzan a soldarse entre sí, lo que conlleva la estabilización del manto.
Un aumento excesivo de temperatura provoca la existencia de agua circulante en la nieve y, lo que es peor, entre capas de diferentes nevadas. Lo que suele aumentar el riesgo de aludes.
No es fácil ni evidente detectar cuando el aumento es excesivo. No existe una formula exacta y depende de varios factores como las horas de sol, la temperatura de los días anteriores o el espesor del manto. En caso de producirse un aumento de las temperaturas después de nevadas lo único que podemos hacer es aumentar las precauciones e informarnos a conciencia sobre la zona.
Resumiendo, en caso de una fuerte nevada el riesgo de aludes crece. Si durante los días posteriores la temperatura no varía, es decir, se mantienen las temperaturas frías, por debajo de 0º, el riesgo NO disminuye, el manto NO se estabiliza. La nieve polvo suelta y ligera sigue siendo polvo, ligera y peligrosa.
En cambio un aumento moderado de la temperatura nos hará perder esa nieve polvo ligera que tanto buscamos, pero en cambio, estabilizará el manto y el riesgo de aludes SI que irá descendiendo. Por último, si la temperatura sigue subiendo por encima de un cierto valor, el riesgo volverá a incrementarse de nuevo.
Cohesión
La cohesión del manto también es importante. Es decir, lo unidas entre sí que están las capas de nieve que se forman por las diferentes nevadas. Una nevada «moderada» que cae encima de un manto muy duro o helado podría producir un alud, ya que la falta de cohesión entre las capas hace que una capa pueda deslizar por encima de otra.
Tipos de aludes
Simplificando mucho, básicamente, existen 3 tipos de aludes: de nieve reciente, de fusión y deplaca.
Las causas que los provocan y las característica de la nieve de cada tipo son diferentes, los describimos brevemente.
-Aludes de nieve reciente
Como su nombre indica, son los aludes producidos por las nieve caída durante las últimas horas. Esta nieve puede ser húmeda (si las temperaturas son próximas a los 0 ºC) o seca (temperaturas por debajo de 0 ºC).
Este tipo de aludes suelen ser de dimensiones grandes, rápidos (entre 100 y 300 km/h.) y muy destructivos. Sobretodo los de nieve seca o fría.
-Aludes de fusión
Se producen sobretodo en primavera, al fundirse la nieve debido al aumento de las temperaturas. Suelen ser de tamaño mediano y se desplazan a una velocidad moderada (entre 20 y 50km/h.)
-Aludes de placa
Es el tipo de alud más frecuente. Se producen cuando el manto de nieve tiene varias capas sin cohesión. Una de estas capas se desprende del resto del manto y se desliza por encima del suelo o de otra capa.
Las placas pueden llegar a ser de grandes dimensiones y al desprenderse dejan un límite de fractura bien visible.
Arva, pala y sonda
El arva, la pala y la sonda son tres elementos básicos en el rescate de personas en aludes. Todos los que nos acercamos a la montaña en invierno deberíamos llevarlos y, lo más importante, saber utilizarlos correctamente.
En caso de producirse un alud y arrastre a una persona. Los equipos de rescate y salvamento suele tardar unos 20 o 30 minutos en llegar; y para entonces podría ser demasiado tarde. Si los compañeros de esta persona tienen ciertos conocimientos de rescate y están equipados con arva, pla y sonda; el tiempo de rescate puede reducirse a 5 o 10 minutos. Una gran diferencia.
Estos son solamente algunos conceptos básicos. Si te gusta salir a la montaña en invierno, seguro que los bomberos o centros excursionistas de tu zona imparten cursos y charlas sobre aludes que te enseñarán mucho más.
Lo mejor que puedes hacer es informarte bien. Es importante conocer a fondo la zonas donde vas a moverte a través de mapas, libros y reseñas. Antes de salir, es imprescindible consultar los boletines recientes sobre el riesgo de aludes y la previsión meteorológica.
Video informativo

https://youtu.be/e-9miiaEtlI?si=RFfHUKJlt2Yhh7SP

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